viernes, 9 de diciembre de 2011

Sus tres sueños.

Fue en el momento en que captó energía negativa y luego la positiva, en que movió los brazos para alcanzar el cielo, lo tuvo en sus manos y no se pudo hacer responsable de tanto, lo dejó abandonado como muchas cosas ya. Pero no paraba de creer en sus sueños, ni tampoco dejaba de soñar en vías lácteas de colores variados, pasando por el amarillo, naranjo y verde tan rápido y centelleante como un tono escarlata, una fosforescencia que irradiaba su luminosidad tan bella como el arte de un artista talentoso no reconocido en vida, por lo tanto pobre cuando se podría haber ganado la vida de lo que amaba, pero la gente no valoró en su época lo maravilloso que creaba y así fue uno más, uno más del montón de los frustrados. En su vía láctea existían hartas cosas, sólo las que le gustaban y las que más odiaba, formando así algo así como una balanza para que nadie dijera que hay leyes disparejas, amaba los gatos por lo que plantó muchos por allí, flotando, siendo libres como siempre lo han sido, pero le daban alergia, no le importaba, su cuerpo era poco al lado de su sonrisa. Al fin y al cabo es difícil verse siempre a si mismo en espejos, es difícil afrontar la realidad, sin que nadie esté ahí como medio de distracción para escaparte de allí un rato, o mucho tiempo, depende de la compañía, todo lo hacen los demás, no la propia persona. Siempre va a haber en su sueño una luz que nunca se va a apagar, un farol que lo tenía en su mano una niña, mejor no hablemos de esa niña, hablemos del farol que tenía una luz pobre, pero nunca le gustó presumir, ni creerse superior por tener más cosas, es innecesario, así demostraba su madurez que pocos veían, porque imaginaba mucho; eran cosas completamente distintas, que ni por si acaso se mezclaban, ¡ni siquiera tenían que hacerlo!

El segundo eran imágenes, imágenes de paisajes verdes y también en blanco y negro que se cruzaban tanto que parecían flashbacks, pero no lo eran. Muchos eran conocidos por su ojo con buena vista pero los otros no, ni siquiera creía que alguna vez pasaría por aquellos lugares tan impredecibles (creía que cuando cerraba los ojos, aparecía algo (algo distinto de alguien) que cambiaba las cosas de posición, así tornándose a la sorpresa y juego mágico de su mente, una vez más...). Cuando volvió en sí, las imágenes eran muy opacas y ya no emocionaba ni siquiera a la persona más cuadrada que pudiera existir, por lo que decidió alcanzar e ir a buscar su tercer quimera.

Alguien en una silla con la cabeza gacha, desconsolado, triste, taciturno, lúgubre, tétrico, con unos ojos negros completos y la cara con rasguños hechos por sus propias manos. No iba a ningún lugar, la sala era blanca completa, como esos lugares que las personas imaginan cuando les dicen que piensen en ''nada'', así era y así se veía. Pronto comenzaba su llanto insinuando algo, siempre queriendo obtener algo, y vaya que lo conseguía. Llegó compañía, pero no lo fue porque se retiró presuroso, corriendo y corriendo sin parar como al que le dicen loco, le amarró las manos con tallos de flores, eran largos tallos, no se resistió a las amarras ya que razonó que estaría mejor con sus manos inhabilitadas, se hacía daño, bastante. ¿Por qué tallos de flores? Le provocaban náuseas, por lo que no se atrevería ni a sacárselas aunque lo quisiera con muchas fuerzas. Hablaba en voz alta, pero no estaba sin compañía (o al menos creía eso), a la tecnología de hoy en día prefería hacerlo sin un manos libres que cuelgue de su aparato móvil. Creía que su vida era una miseria, y le dijeron que el de al lado sufría más que él, pero era misántropo y no le interesaba alguien más que él mismo y no por eso se convertía en alguien malo, sólo era... diferente. ¿Por qué es tan difícil de comprender? Cuando comprenden cosas mucho más inaceptables, pero las personas creen lo que quieren creer y también estaba en su opción pensar como inadaptados.

La pobre niña se esforzó durante muchos minutos en esas palabras que no comprendía (pero luego analizó, a pesar del dolor de cabeza que le provocó), de nuevo una creación de su mente, la que la hacía razonar y muchas veces decir lo que decía o creer lo creía, gracias a sus sueños, sus imaginaciones, sus invenciones, pero tan novelesco como un fantasma que se paseaba por una mansión del siglo anterior, se paseaba por las torres de esa mansión manejando en sus manos una vela para alumbrar al que necesitaba su luz, luz verdadera.

-Acabaron por hoy.- dijo.

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