La mayor parte del tiempo es común, la mayoría de los días se esfuma y ni siquiera tenemos recuerdos vagos de ellos porque son nada, nada que ni siquiera queda en nuestra memoria. Y también existe la rutina, la cual a veces nos vuelve la vida algo poco emocionante, algo de la cual quisiéramos cambiar demasiadas cosas, nos ahogamos en un espacio ya conocido, más que conocido y a veces queremos conocer más, pero nos frenan tantas cosas a ser lo que realmente queremos ser. Por eso los días son comunes, pero hoy hice que eso cambiara porque alguien se agregó a mi rutina y así perfectamente dejó de serlo, creo que fue algo llamado destino, yo no sé si ya creer en esas cosas, nunca he creído y ahora vienes tú a decirme que todo lo que pienso es distinto a lo que tú crees, no cambiaré por tí, nunca lo he hecho por nadie. Ni siquiera lo nuestro alguna vez tuvo una etiqueta, nunca la necesité, tú tampoco, pero a veces no creías en mi, ni en mis sentimientos. Me caractericé por ser esa confusión que ya se encontraba situada en tu vida. Yo nunca creí en el amor, no soy culpable de no poseer esos sentimientos que la mayoría tiene y no me pueden hacer responsable de no ser lo que todos esperan que sea. Aclaremos esto con una botella de ron y una de vodka. Simplemente pasó. Días comunes que contigo tuve aún así fueron especiales, pero no siento amor, esto no puede ser amor...

Me gusta cómo me hace sentir.

Como si todo fuera posible, no sé...

Como si la vida valiera la pena...