Comportamientos irritantes.

Deja los modales en la mesa, escupiendo y a propósito pero sin darse cuenta se lograba escuchar cómo su comida se movía dentro de su boca, cómo con su lengua la llenaba de saliva asquerosa. Y así se empezaba a poner cómo no quería, ella tan dulce como siempre, pero cuando algo le molestaba era la peor persona existente. Y tanta fue su molestia que solamente tomó su vaso con jugo y se retiró de la mesa con una mirada fulminante a su padre. yo ya estoy acostumbrada a que ella haga eso, así que no desgasto mi tiempo diciéndole que no lo haga o diciéndole que se comporte frente a su padre. Qué difícil es afrontar que mi hija no quiere a su padre o por lo menos si exagero así lo veo y lo he visto siempre, que se le rehúsa constantemente, cuando la llama se aleja y se pone audífonos para no escuchar, sólo asiente, sólo asiente y eso lo enfurece más y así como siempre se fuma un cigarro, y se pone a ver televisión para que según él ''se le olvide el suceso'', o camina de lado a lado de la casa dando pisadas fuertes sin levantar los pies del suelo demasiado, para que suenen sus zapatos de cuero. Y así pensaba ella que más la irritaba, y nuevamente se ponía sus audífonos y estaba dispuesta a preocuparse de otras cosas que no fuera de su padre, que como siempre dije no le importaba mucho.

El pensamiento de éste señor era cuadrado, frío, calculador, objetivo y limitado, algo que inspiraba más a la hija a ser distinta, a que su creatividad se iluminara día a día, le gustaba pintar y siempre me mostraba sus obras, sí tiene talento, pero para él no es más que pérdida de tiempo. Al lavarse los dientes, lo hacía rápido y al final, siempre al final escupía con tanta fuerza, yo siempre lo he soportado pero hasta a mí me daba asco. Una vez entré en su pieza y encima de su escritorio estaba un cuaderno, lo abrí y lo hojeé, encontré estas palabras allí: ''quiero a las personas que debería odiar y odio a las que debería querer''.