viernes, 9 de septiembre de 2011

Deléitame con una góndola.


No entiendo bien cómo se convirtió aquello que era tan bonito en esta obligación repugnante por estar contigo, ninguno de los dos lo quiere pero no nos queda nada más. A esta edad nadie está para enamoramientos y cosas que se hacen cuando estás en tu juventud plena, lista para lanzarte a la vida sin que nada te importe, sin preocuparte por nada ni por nadie, sólo de tí y de tus amoríos que podrían ser de una semana, o quizás a veces menos como esas locuras de sólo una noche. Pero ya tenemos más de sesenta años, más de treinta los he vivido contigo y si hago un cálculo matemático la mitad de mi vida ha estado contigo y siento que podría disparar muchos números para concluir cosas, pero no lo haré porque eso no es lo mío... por eso mismo digo que he vivido mucho contigo, han pasado muchos días de luna llena y otros en que sólo quisiera que te fueras de la cama ya que el calor es infernal, pero por eso mismo no lo entiendo en qué momento ya esto se transformó en algo que a veces quiero arrancar de mi mente, a veces te lanzaría lejos para no verte tanto, para no verte siempre. Eres todas mis visiones y pensamientos, te amo como no he amado a nadie en toda mi vida. Viejo, estamos solos pero nos tenemos a ambos y aunque esto ya sea una estupidez del tamaño de una góndola de esas que tanto nos gustaban y soñábamos con ir para allá, aunque sea transportándonos con la mente, Venecia... ¡qué hermoso lugar! Has sido todo para mí, a pesar de los problemas y de a veces tu rigidez y frialdad, pero siempre te quise así, ¿por qué ya no lo haría?

La cuestión es simple, podríamos pasarnos un día lleno de momentos para olvidar todo lo malo y dar vuelta la página, irnos con nuestros ahorros a Venecia y cumplir incluso hasta nuestros sueños más extravagantes, pero claro sólo esto en una idea que se me vino a la mente, hoy tengo mucho tiempo para pensar ya que no vino mi retoño y creo que la pensión la tengo que ir a buscar mañana, aunque realmente no me acuerdo, que se joda el dinero. Y si mañana estoy volando en un avión hacia España, creo que alucinaría viendo que mis tejidos se descosen y mi ropa se vuelve arena movediza. Estoy recompensando todos los días en que no cesaban mis lágrimas a la frustración de no saber qué está mal. Me arrepiento de lo de más arriba, ojalá esto no sólo se quede en el papel. Me enamoré de tí en 489 lunas, he seguido amándote unas infinitas.

Sólo dime que sí cariñito...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sólo comente. Acepto todo tipo de comentarios,hasta insultos:D, amenazas, blah me da igual. Pero trate de que no sea aburrido, porque me aburro fácilmente c: Atte. Gracias