jueves, 22 de septiembre de 2011

Esto parecía una cárcel, ahora tiene alas y se respira libertad.

Han pasado casi cuatro meses y ahora me dicen que mañana comienza todo de nuevo como si esos casi cuatro meses los hubieran tirado a la basura, como si no hubiesen valido la pena. El a veces ir a solamente a dar compañía al colegio que estaba muchas veces casi lleno de silencio, pero con un bote de una pelota eso cesaba y al final encestábamos en el aro intoxicándonos en risotadas que eran sin argumento, sin motivo, sin explicación, pero eso solía pasar sólo a veces. La vida da vueltas, muchas vueltas y por eso mismo no estoy preparada para ir mañana a trabajar como esa máquina que a veces pedían, incluso exigían los docentes de aquel gris (pero ahora colorido) lugar y no quiero terminar en esos llantos que eran por frustración, de esa que no se me pasaba, que se quedaba en mí por días, pero también estaba esa gente que se encargaba de decirme que me estaba equivocando que me tenía que iluminar, a veces no quería palabras, solamente quería un abrazo y nunca me faltaron así que digo gracias porque con eso a veces superé mis miedos. Algunas veces no llegaba a mi casa con una sonrisa, llegaba deshecha pero eso nadie lo sabe porque yo soy fuerte y no me derrumbo tan fácilmente, así que me armaba de valor y sonreía hasta que me cansara de hacerlo. Así que mañana, cuando esté ahí, tendré un flashback gigante, pero no lo tomaré en cuenta porque ahora para mí todo se resume a cerrar los ojos (de nuevo) abrirlos y contarle a la gente que lo que yo hago no me dice lo que soy. Un detalle se me olvidó, pero no importa... ya lo olvidé.

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